Pescado sin espinas 
 Las espinas del pescado pueden suponer un peligro para los más pequeños y  existe miedo a que se las traguen o se atraganten con ellas. La solución a este  inconveniente es sencilla: ofrecer el pescado en filetes o lomos sin espinas, en  lugar de rodajas, hasta que sean más conscientes de lo que están comiendo. La  oferta de estas presentaciones sin espina es muy grande, sobre todo en pescado  congelado (merluza, halibut, lenguado, emperador, colas de rape...), aunque  también se puede pedir que éstos mismos y otros más (perca, mero, rape, atún,  bonito, chicharro...) los limpien en la pescadería. 
 Variar la elaboración 
 A los niños y niñas les resulta monótono y aburrido comer pescado porque se  prepara o se condimenta siempre de la misma manera (frito, rebozado o empanado).  La alternativa para que ésta no sea la razón de su rechazo es sencilla: cambiar  la preparación, la condimentación y la guarnición que acompaña al pescado;  cocinarlo de forma que les resulte apetecible. Empanadillas, croquetas,  buñuelos, albóndigas, pizzas, flanes de pescado, lasaña o canelones, en  tortilla, con salsas diversas, con patatas, acompañado de verduras, frito, a la  plancha, al horno, a la parrilla, relleno... Con una pizca de ingenio, un  pescado se puede convertir en un plato muy apetitoso. 
 Disimular el sabor del pescado 
 Es un tópico afirmar que a muchos niños y niñas no les gusta el pescado,  cuando puede ser todo lo contrario. Bien es cierto que hay quienes lo rechazan  porque lo encuentran muy insípido comparado con otros alimentos, mientras que a  otros niños y niñas el sabor y el olor de algunos pescados, sobre todo los  azules, les resulta muy fuerte. 
 Para evitar caer en la monotonía de ofrecer siempre los mismos pescados, hay  trucos que pueden solucionar este inconveniente. Macerar los pescados con limón,  aceite y hierbas aromáticas, acompañarlos de salsas diversas y de guarniciones  de verduras y hortalizas, patatas o arroz, son maneras prácticas y sencillas de  cambiar el sabor del plato. 
 Si se cocina hervido o a la plancha, el sabor y olor a pescado está más  marcado, por lo que se puede atenuar o disimular su sabor sin ocultarlo del  todo, de manera que el niño o la niña vaya identificando y conociendo los  sabores de los alimentos que come. Con el acompañamiento de distintas salsas  (bechamel, mayonesa, salsa rosa, salsa verde...) y las diferentes formas de  preparación (horno, papillote, escabeche, rebozado, empanado...) se suaviza su  sabor. 
 Platos de pescado que "llenen" 
 El tipo de proteína característica de los pescados, distinta a la de las  carnes, hace que los primeros sean, en general, más fáciles de digerir. Eso es  lo que provoca que los niños y niñas con más apetito noten el estómago "vacío" a  las pocas horas de comer pescado. Aunque esta sensación depende del contenido en  grasa del pescado (los azules tienen más grasa y su digestión es más lenta), de  la forma de cocinado y de cuál sea su acompañamiento. 
 Un pescado al horno o guisado y acompañado de patatas, guisantes o arroz,  como puede ser un chicharro o jurel al horno con cebolla y patatas panadera,  "llena" tanto o más que un filete con patatas.
 Aprovechar la oferta ilimitada de pescados 
 Es frecuente que en la familia o en el colegio se tenga la costumbre de comer  sólo 2 ó 3 especies de pescado (merluza, lenguado y sardinas, por ejemplo), y  además se cocinan de la misma forma e incluso los mismos días de la semana, lo  que puede resultar muy monótono y aburrido para los niños y niñas. 
 La clave para evitar este problema es ofrecerles desde muy pronto una dieta  variada, y de esta manera se está educando su gusto y es más fácil que acepten  un mayor número de alimentos. Respecto al pescado y al marisco, la oferta de  estos alimentos es muy extensa, como lo es su forma de presentación (fresco,  congelado, enlatado, precocinado) y de preparación. La cuestión es probar con  distintas especies, encontrar las que más gusten y aprovechar las ofertas de  pescado de cada temporada.
 ¿Pescado fresco, congelado o en conserva? 
 Hoy en día, gracias a los avances tecnológicos, los alimentos congelados son  muy nutritivos porque la congelación no altera sus cualidades. Además, el  pescado congelado se conserva en perfecto estado durante más tiempo que el  fresco, que se estropea rápidamente. Por tanto, si no se va a consumir el  pescado de inmediato, es preferible comprarlo congelado o congelarlo si se  adquiere fresco. Además, por lo general el pescado congelado es más barato que  el fresco y no tiene desperdicio, está limpio de espinas y sin piel, una ventaja  para ofrecérselo a los niños y a las niñas. La oferta es muy variada; merluza,  emperador, rape, bacalao, halibut, lenguado, congrio... al igual que la  presentación (filetes, ruedas, lomos, troncos, colas, varitas). 
 Las conservas de pescado son otra opción para hacer más variada la dieta de  los más pequeños y se pueden añadir a ensaladas, pizzas, empanadas. También  sirven para elaborar ricos bocadillos (de atún, de anchoas o de sardinas), o  como ingrediente de platos de arroz o pasta (macarrones, canelones o lasaña).  Mantienen muchos nutrientes del pescado fresco como las proteínas de alto valor  biológico y las grasas. Hay que tener en cuenta el tipo de conserva; si es "en  aceite", "en escabeche" o "al natural", lo que afecta a su valor energético, a  la cantidad y calidad de la grasa y también a su sabor.
MANERAS ATRACTIVAS DE COCINAR PESCADO
 Sopas de pescado
 El pescado que sirve como ingrediente para el cocido proporciona al caldo,  sabor y muchos nutrientes. 
 Una sopa de pescado caliente entona el cuerpo, y puede resultar interesante  cuando el niño o la niña llega a casa destemplado o inapetente. Para que sea un  plato energético, se le puede agregar pasta fina (fideos, estrellas...), arroz,  sémola o patata cocida, pescado desmenuzado. 
 Primeros platos con pescado "consistentes" 
 Paella con congrio, rape y gambas; arroz con chipirones; macarrones con  sardinas y tomate, espaguetis con atún; lasaña de bonito; patatas con bonito  (marmitako)... Estos son algunos nombres de recetas que forman parte de una  lista innumerable de platos en los que con la combinación de vegetales y  productos de mar se consigue un plato consistente, nutritivo y equilibrado. Con  ellos se vincula el pescado a otros alimentos muy estimados por los niños y  niñas, como la pasta, el arroz o las patatas. 
 Ensaladas, ensaladillas 
 El atún o el bonito en conserva mezclado con las ensaladas es algo a lo que  muchos niños y niñas ya están acostumbrados. Esto mismo se puede hacer con el  resto de conservas (anchoas, sardinas) y crear ensaladas variadas con distintos  sabores. Se pueden ofrecer conservas de marisco (pulpo, mejillones,  berberechos...), en ensalada o como aperitivo. O se pueden presentar en forma de  brocheta para que comer pescado les resulte más divertido. Por ejemplo: brocheta  de langostinos, pulpo y tomates cherry. 
 Flanes de pescado 
 Una manera original de comer este alimento. Se pueden servir fríos o  calientes, y combinan muy bien con verduras, con lo que se crean platos más  variados, vistosos, sabrosos y nutritivos. Algunas sugerencias: flan frío de  espárragps y gambas, budín de cabracho, pastel de salmón... y más que pueden  encontrar en esta guía.
 Relleno de platos: pimientos, croquetas, empanadillas, huevos 
 Una manera de aprovechar restos de comida o de incluir el pescado y disimular  su sabor. Se varía el menú y la presentación de los platos, y se consigue lo que  se pretende: que los niños y niñas coman pescado y se acostumbren a su sabor. Se  puede hacer más cantidad y se congela, lo que ayuda improvisar una comida o una  cena.
 En tortilla 
 Las tortillas o los revueltos que llevan pescado resultan sabrosos y muy  nutritivos. 
 Tortilla de bacalao, revuelto de ajos frescos o espinacas y gambas, de atún,  de sardinas o de anchoas... son algunas de las sugerencias que se brindan para  comidas o cenas. 
 En bocadillo 
 Los embutidos son uno de los alimentos que los niños toman con más frecuencia  en bocadillo y la bollería también está a la orden del día. Así que una  alternativa muy nutritiva, más saludable, y que les puede resultar deliciosa es  preparar bocadillos con pescados en conserva, como, por ejemplo, bocadillo de  atún o bonito y rodajas de tomate; de atún y queso; de sardinas y unas gotas de  aceite o un poco de mantequilla; de anchoas y queso; vegetal con atún o anchoas;  de salmón ahumado con queso a las finas hierbas; de paté de atún; de mojama...  El gusto es educable, así que nunca es tarde para probar nuevos sabores.  ¡Sorpréndeles!
 Pizzas caseras 
 Incluir trozos pequeños de pescado como un ingrediente más de las pizzas, tan  apreciadas por los más pequeños, es una manera más de fomentar el consumo de  este alimento. Se puede emplear pescado en conserva, ahumado, congelado o  cocinado a la plancha. Si se combina con vegetales resulta un plato muy completo  y equilibrado. Pizza de atún, con sardinas o anchoas, con salmón ahumado,  marinera (trozos de rape, gambas y palitos de cangrejo)... son algunas de las  opciones.