martes, 29 de mayo de 2007

Vinagre o limón, ¿cuál es el mejor aliño?


El zumo de limón resulta más suave que el vinagre de vino para quienes padecen problemas digestivos
El vinagre es un producto utilizado desde hace miles de años como condimento y excelente conservador de los alimentos, a los cuales confiere su sabor y aroma característicos. Su contenido en ácido acético impide el crecimiento de ciertos microbios patógenos, a la vez que permite reducir la pérdida de nutrientes en el procesado de alimentos. Esto explica por qué los encurtidos (cebolletas, aceitunas en vinagre y pepinillos) se conservan, con el apoyo del frío, mucho más tiempo que los productos frescos, y por qué el vinagre suele añadirse al agua de remojo de las hortalizas, dado que la acidez ayuda a preservar su contenido de vitamina C. El ácido acético de este producto se presenta en una proporción del 5 al 6%.

Quienes tienen el estómago delicado sienten con frecuencia que el vinagre les ocasiona molestias digestivas. Esto se debe a que el ácido acético tiene la capacidad de irritar la mucosa digestiva (la capa que recubre el tubo digestivo), de modo que, si esta está dañada, aumenta la acidez del estómago, lo que puede empeorar algunos síntomas. Por ello su consumo no está indicado en caso de gastritis, esofagitis, dispepsias (digestiones pesadas), pirosis o acidez y hernia de hiato.

Zumo de limón como alternativa

Una alternativa para suavizar el efecto del vinagre en el estómago puede ser el uso de limón en el aliño. Su zumo, a diferencia del vinagre, no contiene ácido acético. La acidez procede de su riqueza en ácidos orgánicos como el ácido cítrico, málico o tartárico. También contiene una cantidad reseñable de vitamina C, vitaminas del grupo B y flavonoides de acción antioxidante.

Dada su composición, el zumo de limón no posee un efecto tan irritante como el del vinagre común sobre la mucosa digestiva. De ahí que quienes siguen una dieta de protección gástrica lo toleren mucho más fácilmente. Además, añadido a los platos, encubre un poco la falta de sal, lo que resulta también muy conveniente en caso de seguir una dieta baja en sodio.

El zumo de limón no posee un efecto tan irritante como el del vinagre, por eso se recomienda a quienes siguen una dieta de protección gástrica

Un suplemento de beneficios

La opción del zumo de limón para reemplazar el vinagre en los aliños puede ser, además, un buen método para realzar el sabor de una gran variedad de alimentos. Así, en algunos postres, el zumo de limón corrige sabores demasiado dulces o aporta un buen contraste cuando las frutas tienen poco sabor.

Al igual que el vinagre, el zumo de limón es un buen conservador de los alimentos, aunque no tan potente como el vinagre. Añadido al agua de remojo de hortalizas, a frutas troceadas y patatas crudas peladas, contribuye a inhibir reacciones de oxidación, lo que reduce la pérdida de parte de sus vitaminas y evita alteraciones de color como el oscurecimiento y la aparición de zonas pardas.

Otra cualidad destacada del zumo de limón es su alto contenido en vitamina C y ácido cítrico. Este último potencia la acción de dicha vitamina, la cual ayuda a aprovechar mejor el hierro presente en alimentos vegetales y en el huevo. Por ello, si se toma una ensalada aderezada con zumo de limón y, posteriormente, unas lentejas, el hierro de éstas se asimilará mejor que si la misma ensalada se aliña con vinagre común.

FUENTE ORIGINAL http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_bien/alimentos_a_debate

INFORMACION COMPLEMENTARIA:
VINAGRE DE MANZANA

http://www.asesorianutricional.com.ar/prevencion.htm#69


domingo, 20 de mayo de 2007

Pastas, el primer escalón

Son base de la alimentación moderna. Aportan energía, no contienen grasas y, bien acompañadas, pueden integrarse a dietas hipocalóricas

En el mismo escalón que los cereales, las legumbres y los vegetales feculentos (como la papa), las pastas (cereales, en definitiva) ocupan un lugar destacado en la pirámide alimentaria de la nutrición moderna. Conquistaron las mesas del mundo, y esa combinación de harina de trigo –blanca o integral, el cereal más utilizado– más huevos o agua que la aglutine, se transformó en uno de los alimentos de mayor consumo y en una de las industrias más florecientes del siglo pasado, en permanente renovación. Sus atributos –son económicas, rendidoras, dúctiles para combinarlas con otros ingredientes, sustanciosas, aptas para todas las edades– fueron sumando ventajas.
Para la diabetes: vale el mismo consejo porque el nivel de azúcar va subiendo lentamente.


Como son base de almidón, aportan energía, que podrá ser de absorción más o menos lenta, según el laminado de la pasta.

Sabiendo elegirlas, el beneficio está en relación directa con su tipo, cocción e ingredientes que las acompañen.

  • Saciedad prolongada: elegir cinta ancha, mostachol, moño, tirabuzón, y cocinar al dente para que permanezcan mucho tiempo trabajando en el estómago, alejando así la sensación de hambre. Son las pastas que se recomiendan en las dietas para bajar o mantener el peso. porque se absorben lentamente y sostienen más tiempo la energía aportada.

  • Para los deportistas: durante el entrenamiento, se prefiere la pasta gruesa. Posteriormente, cuando haya que reponer el azúcar que se perdió durante la actividad física, se aconseja la fina.

  • La pasta bien fina y larga: los spaghetti, las cintitas angostas, el tallarín, se cocinan del todo y son de tránsito rápido, aconsejables para quienes no deben preocuparse si al poco tiempo vuelven a sentir languidez y necesidad de comer.


  • Las cortas, para sopas: tienen el efecto de la pasta finita. Se recomienda para que los chicos inapetentes vuelvan a tener hambre más rápido. Lo contrario es para los que tienen sobrepeso.


  • De colores: cuando están hechas con zanahoria, espinaca u otras verduras, no reemplazan al producto de la huerta, pero resultan útiles para agregar colores a la mesa y aportan nutrientes porque muchas están fortificadas con hierro y vitaminas.


Por Miriam Becker

Asesoró la licenciada en Nutrición Andrea Rochaix

¿Engordan? Todo depende de la cantidad y de cómo se las acompañe. Cien gramos de pastas secas tienen 350 calorías (las frescas, unas 30 más), pero el secreto es consumirlas en blanco (con un poco de aceite), una salsa liviana de tomates o verduras (crudas o cocidas) y poco (o nada) queso. Las pastas de harina integral son buena opción: disminuyen el índice glucémico, es decir, el incremento de la glucosa (o azúcar en sangre) después de comer.
Fuente: Revista La Nacion 20 de mayo 2007

Recetas de pastas integrales y recetas naturales:

http://www.asesorianutricional.com.ar/pastas-salsas.htm


Porque se considera a las pastas primer escalon?
Respuesta:

http://www.asesorianutricional.com.ar/piramide-nutricional.htm




lunes, 14 de mayo de 2007

Cenar bocadillos, no a diario

Las cenas que contienen una carga importante de carbohidratos, como los bocadillos, favorecen la acumulación de grasa y los kilos de más

Cenar un bocadillo es un hecho ligado a la vida moderna que no tiene nada de malo para la salud, siempre y cuando no se convierta en una rutina diaria. Los populares bocatas se encuentran al alcance de cualquiera en todo tipo de establecimientos y servicios de alimentación. Incluso los hay en máquinas expendedoras, si bien son las bocaterías los lugares que mejor plasman la fama y el gusto de la población de todas las edades por comer bocadillos.

A un módico precio, hay bocadillos para todos los gustos: recién salidos del horno, integrales, rústicos, fríos, calientes, salados y dulces. La variedad de panes y rellenos alcanza hasta donde llegue la imaginación.

El pan es el protagonista de este alimento, el cual aporta energía en forma de carbohidratos complejos y almidón, además de fibra en las variedades integrales, cierta cantidad de proteínas, algo de grasa y bastante variedad de vitaminas y minerales. En función del relleno del bocadillo, se suman aún más proteínas, junto con una cantidad variable de grasa (nada tiene que ver la pechuga de pavo con el chorizo, el queso o el atún de lata), azúcares (mermelada o miel y crema de cacao azucarada) y otros nutrientes, con lo que finalmente se obtiene un preparado alimenticio muy completo.

No obstante, no conviene que los sabrosos y nutritivos bocatas sustituyan, como norma, a los platos de cuchara y tenedor, ya que así se desplazaría el consumo de otros alimentos que son muy importantes para el buen funcionamiento del organismo.

Bocadillos esporádicos por la noche

Cenar un bocadillo supone un importante aporte de carbohidratos para el organismo en un momento del día en el cual el desgaste físico suele ser mínimo, ya que se produce justo antes del descanso nocturno.

Dado que el organismo no dispone de mecanismos para el almacenamiento de energía a largo plazo, el exceso de carbohidratos nocturnos se acumula en forma de grasa en el tejido adiposo corporal

Cuando se come un bocadillo por la noche, tras la digestión, los carbohidratos del pan quedan reducidos a glucosa, nuestro principal combustible energético. Los órganos que más glucosa consumen de todo el cuerpo son el cerebro, el músculo y el hígado. Es indudable que, mientras dormimos durante la noche, la actividad de esos órganos disminuye notablemente, por lo que no precisan un aporte considerable de este combustible. De este modo, la glucosa no aprovechada como fuente de energía queda circulando durante horas por la sangre.

En condiciones de buena salud el organismo pone en marcha mecanismos hormonales para normalizar esos niveles de glucosa en sangre (glucemia), es decir, secreta la hormona insulina. Esta hormona favorece el paso de glucosa al interior de las células para su aprovechamiento, a la vez que reduce la necesidad de utilizar grasa y proteínas corporales como fuente de energía alternativa. Además, dado que el organismo no dispone de ningún mecanismo para el almacenamiento específico de energía a largo plazo en forma de carbohidratos, su exceso se acumula como triglicéridos (grasa) en el tejido adiposo corporal.

Estos aspectos explican el por qué cenar de bocata favorece la acumulación de grasa y la tendencia a ganar peso más fácilmente que otras combinaciones de alimentos con un contenido más reducido de carbohidratos.

Bocadillos frente a platos de cuchara y tenedor

A modo de ejemplo y, como muestra la tabla, una cena compuesta de verdura y patata junto con un segundo de tortilla y algo de pan contiene muchos menos carbohidratos que cualquier bocadillo. Asimismo, la tabla refleja cómo el relleno, más o menos graso, afecta al cómputo total de calorías: desde las 476 calorías del bocata de jamón, con un aporte de tan solo 9 gramos de grasa, hasta las 630 del de chorizo. Quienes quieren mantener un buen peso corporal deberían considerar estos aspectos, según sus necesidades energéticas y condiciones de salud.

Ejemplos Calorías Proteínas (gramos) Grasas (gramos) Carbohidratos (gramos)
Media barra de pan con 8 lonchas de chorizo 630 27 27 74
Media barra de pan con 1 lata pequeña de atún en aceite y salsa de tomate 578 29 20 74
Media barra de pan con 4 lonchas de jamón sin grasa 476 31 9 73
Puré de verdura y patata, tortilla de jamón sin grasa y 4 dedos de pan de barra 496 19 28 44


Fuente:http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/salud_y_alimentacion/

RECETAS PARA ELABORAR CENAS NATURALES:

http://www.asesorianutricional.com.ar/recetas.html

miércoles, 9 de mayo de 2007

Alimentacion y Migrañas

Una dieta preventiva puede reducir la frecuencia y la intensidad de las crisis

De acuerdo con los resultados del estudio, el 61% de las personas con migraña entrevistadas consideran que tienen una información insuficiente sobre la enfermedad y los factores que la agravan. La mayoría sabe que se trata de una enfermedad hereditaria, pero también son muchos los pacientes que creen que algunos alimentos como el queso, el chocolate, el plátano o el vino, pueden jugar un papel determinante, tanto en el inicio de una crisis como en el empeoramiento del dolor. Y aunque no todas las crisis de migraña tienen su origen en la alimentación, conviene saber que el consumo de determinados alimentos puede acelerar su aparición y agudizar sus síntomas.

Dieta preventiva

Para entender la relación de la dieta con la génesis de la migraña hay que comprender los mecanismos fisiológicos que la pueden originar. Uno de ellos es la asociación entre migraña y alergia alimentaria. La cefalea, señal de identidad de la migraña, es una de las consecuencias de la reacción inmunológica del organismo frente al contacto con sustancias de los alimentos que identifica como tóxicos (antígenos). Otra explicación fisiológica se relaciona con el efecto vasodilatador e inflamatorio de las arterias cerebrales, efecto que se traduce en el dolor intenso que experimentan algunas personas propensas tras consumir ciertos alimentos.

Aun conociendo la estrecha asociación entre dieta y migraña, en la mayoría de los casos la dolencia no desaparece cuando se deja de tomar los alimentos más problemáticos, porque hay otros muchos factores que la desencadenan. Entre otros, el estrés, la menstruación, el ayuno, el ejercicio físico, la falta de sueño o algunos medicamentos como los anticonceptivos. Pese a la multiplicidad de causas, se podría reducir la frecuencia o la intensidad de las crisis de migraña si se sigue una dieta preventiva que limite el consumo de los alimentos asociados al malestar, o incluso se eviten de por vida. La clave está en conocer cuáles son estos alimentos y por qué causan dolor de cabeza.

¿Qué sustancias provocan migraña?

Aminas biógenas

Algunos alimentos, como el chocolate, el vino, la cerveza o las conservas de pescado, cuentan con una alta concentración de aminas biógenas como la histamina, la tiramina, la feniletilamina o la serotonina. Su exceso en el organismo puede causar cefaleas. Por otra parte, la ingesta de tiramina junto con fármacos inhibidores de la monoaminoxidasa (IMAO) empleados en el tratamiento de la depresión o de la ansiedad, por ejemplo, puede desencadenar una crisis hipertensiva caracterizada por cefaleas.

Compuestos fenólicos

Presentes en productos como el chocolate, el té o el café, algunos compuestos fenólicos, como los flavonoides, anulan la acción de las enzimas que procesan las aminas biógenas, con lo que se produce un aumento de su nivel en el organismo y, por consiguiente, el riesgo de sufrir migraña.

Aditivos alimentarios

El glutamato monosódico y el aspartame se usan para ensalzar el sabor de los alimentos; el primero, como potenciador del sabor y el segundo como edulcorante. El glutamato y el aspartato, componentes químicos de dichos aditivos, son aminoácidos que actúan en el organismo como mediadores de la inflamación, lo que explicaría el inicio de la migraña asociada al consumo de productos que llevan estos aditivos, como los productos precocinados (pizzas, canelones?), golosinas o repostería, entre otros.

Migraña y alergia alimentaria

La asociación entre alergia alimentaria y migraña se investiga desde hace décadas. Ya en los años 30 se estableció que dos tercios de los de los pacientes con cefaleas experimentaban mejoras sustanciales con dietas de eliminación. El contacto entre el alérgeno -proteína del alimento que resulta tóxica para las personas con alergia- y un anticuerpo que fabrica el organismo, la inmunoglobulina E específica (IgE), da lugar a una mayor liberación celular de histamina y otras aminas, que provocan inflamación y que actúan como desencadenantes de la crisis de migraña en personas hipersensibles o alérgicas a ciertos alimentos. Entre los alimentos identificados como más alergénicos se encuentran la leche, huevos, pescado, marisco, frutos secos, leguminosas (cacahuete y soja), y algunas frutas (melocotón, albaricoque, ciruela, cereza, fresa y kiwi).

Una vez diagnosticada la alergia o la intolerancia alimentaria, la migraña puede desaparecer con una dieta de exclusión, en la que no se incluyan los alimentos alergénicos. Y si la persona no tiene alergia, pero sí hipersensibilidad a algún alimento, experimentaría una notable mejoría con la dieta.

No al ayuno prolongado

La hipoglucemia (nivel bajo de glucosa en sangre) provocada por el ayuno prolongado puede desencadenar migraña. La liberación brusca de insulina por el páncreas tras el consumo de alimentos ricos en carbohidratos (pan, galletas, patatas, legumbres, arroz y pasta) después de un ayuno prolongado, puede incrementar la disponibilidad de triptófano en el cerebro, a partir del cual se sintetiza una mayor cantidad de serotonina, cuya concentración se ve aumentada al inicio de las crisis.

Alimentos que pueden aliviar

Aunque algunas frutas (el plátano muy maduro o el aguacate) pueden exacerbar el dolor de cabeza que acompaña a las migrañas, lo cierto es que aquellas que presentan una concentración notable de vitamina C o vitamina B2 pueden ejercer un efecto analgésico. Un buen zumo de naranja, pues, ayudará a aliviar el dolor de cabeza. Lo mismo podría decirse de los ácidos grasos insaturados que se encuentran en proporción variable en los frutos secos, en especial nueces y almendras.

Fuente original: http://revista.consumer.es/web/es/20070501/alimentacion/71523.php

Articulos relacionados con informacion alimentaria
Vitamina B2, vitamina C y acidos grasos esenciales en:

http://www.asesorianutricional.com.ar/vitamina-c.htm

http://www.asesorianutricional.com.ar/vitaminas-b.htm#2

http://www.asesorianutricional.com.ar/acidos-grasos.htm





lunes, 7 de mayo de 2007

Rabanitos y Rábanos



RABANITOS


El componente mayoritario del rabanito es el agua, ya que la contiene en un 95%. Es pobre en carbohidratos y más aún en grasas y proteínas, y por eso su aporte de calorías es muy bajo (unas 20 por cada 100 gramos).


De sus vitaminas sobresalen sólo la C y el ácido fólico.


Entre sus minerales destacan el potasio, que es el más abundante, y el yodo. Además de dichos nutrientes, el rabanito, al igual que otras variedades de rábano, contiene compuestos de azufre que le confieren ese sabor picante tan característico. Pero no sólo se nota en el sabor, ya que también se atribuye a dichos compuestos propiedades muy saludables:
Digestivas: el consumo de rabanito estimula la liberación de bilis, potenciando el buen funcionamiento del hígado, y de otras secreciones que favorecen la digestión de la comida.
Antimicrobianas y mucolíticas: los rabanitos ayudan a nuestro sistema inmunológico, a la vez que poseen una acción mucolítica, es decir, que ablandan la mucosidad, lo que beneficia a quienes tienen sinusitis y afecciones respiratorias como la bronquitis.



Además de dichas propiedades, se sabe que el consumo de rabanitos y otras verduras contribuye a reducir el riesgo de cáncer, dado su contenido de antioxidantes, en particular de vitamina C y de compuestos de azufre.

Durante la compra, conviene seleccionar ejemplares carnosos, firmes y de piel suave, entera y sin fisuras. Si preservan las hojas, éstas deben tener un color intenso, garantía de frescura.
Para que los rabanitos conserven sus cualidades durante el mayor tiempo posible es aconsejable eliminar las partes verdes, ya que aceleran su desecación. También se recomienda guardarlos en el frigorífico en bolsas de plástico perforadas. Así se garantiza su conservación durante al menos una semana.
En general, los rabanitos se consumen crudos, acompañados de salsas o como aperitivo, aderezados con aceite, sal y pimienta. También se pueden consumir rehogados, o utilizarlos para elaborar salsas de sabor intenso para acompañar a carnes.
Es muy frecuente utilizar los rabanitos en la preparación de ensaladas junto con otros vegetales, ya que de esta forma proporcionan un toque de color y sabor muy característicos y refrescantes.



RABANOS

El rábano pertenece a la familia de las Crucíferas, que engloba 380 géneros y unas 3.000 especies propias de regiones templadas o frías del hemisferio norte.

La importancia de esta familia de hortalizas reside en que contienen unos compuestos de azufre, considerados como potentes antioxidantes que ayudan a prevenir enfermedades.

Se puede hablar de seis tipos de rábanos en función de su forma y color:

Rábano chino, japonés o daikon: procede de Japón y se caracteriza por su forma cilíndrica y alargada. Es de color blanco y sabor suave.
Rábano negro o de invierno: tiene forma cilíndrica y redondeada. Su piel es de color negro y muy difícil de digerir, mientras que su carne es blanca y más digestiva.
Rabanitos: es la variedad comentada en el artículo, que puede presentar forma esférica, ovalada o cilíndrica.La forma y color que presentan los rábanos dependen también de su temporada. Así, también se pueden clasificar en función de su época de cultivo:
Rábanos de primavera: tienen forma esférica y su tamaño no suele ser muy grande.
Rábanos de verano: su forma es alargada y su tamaño mayor que los de primavera. En general, los rábanos de primavera y los de verano son variedades que se consumen crudas.
Rábanos de otoño: son de mayor tamaño que los anteriores y suelen cocerse antes de su consumo.

Fuente de informacion:http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/en_la_cocina/alimentos_de_temporada/2007/05/07/162351.php

Informacion de vitaminas y minerales: http://www.asesorianutricional.com.ar/salud.html

domingo, 6 de mayo de 2007

Domingo 6 de mayo de 2007
Hay que incorporar más cereales, legumbres, frutas y verduras a nuestra dieta diaria

Claves para comer más sano, pero sin gastar de más

Consejos de especialistas en nutrición


Ya sea en el gráfico de la pirámide alimentaria o del flamante óvalo nutricional argentino, los cereales y las legumbres, junto con las frutas y las verduras, son los dos grupos de alimentos en los que debería basarse una gran parte de los platos que llegan a nuestra mesa. Pero las legumbres son casi inexistentes, las cinco porciones diarias de frutas y verduras suelen quedar en el olvido, mientras las carnes son el eje de nuestra alimentación.

"Los argentinos no sabemos reemplazar adecuadamente las carnes, ni revalorizamos un guiso bien hecho con más legumbres, fideos o arroz, cuando esa mezcla total en una olla le aporta al organismo lo necesario para una buena salud alimentaria", afirmó la doctora Marcela de la Plaza, médica especialista en nutrición y coordinadora de las charlas para la comunidad de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN).

La variada lista de argumentos a favor de una alimentación monótona va desde la falta de tiempo para cocinar hasta el remediable desconocimiento de cómo combinar adecuadamente alimentos que reemplacen a las salchichas y hamburguesas, el churrasco, las papas fritas y el puré, o hasta el costo de los alimentos.

Sin embargo, los especialistas coinciden en que se puede comer mejor sin gastar de más. El secreto está en saber combinar los distintos productos de las góndolas para aprovechar lo que cada uno aporta al organismo.

Por ejemplo, ingerir alimentos ricos en fibra soluble, como las frutas, las verduras, la avena y las legumbres, disminuye el riesgo cardiovascular porque combate la obesidad y el colesterol, ayuda a controlar mejor la diabetes al hacer más lenta la absorción de la glucosa y aumenta la protección del organismo contra el cáncer de colon, ya que diluye los cancerígenos.

La fibra soluble es esa parte de los vegetales que al hidratarse demora la eliminación de la comida para atrapar sus nutrientes, además de ser ella misma nutriente de la flora intestinal. Las verduras, las frutas, las legumbres (lentejas, arvejas, porotos, garbanzos, soja o maní) y los cereales integrales son los alimentos que más la aportan.

Pero, en el país cuyo nombre se asocia en todo el mundo con sus carnes, ¿cómo se puede reemplazar el aporte de hierro y proteína de un jugoso bife? Con un buen plato de legumbres, pero siempre que se lo combine con cereales y vitamina C para que el organismo absorba el hierro.

"La mayoría de las legumbres tiene un bajo contenido de grasa que, al ser de origen vegetal, es poliinsaturada [reduce el colesterol "malo" o LDL]. Además, son una buena fuente de fibra soluble y una muy buena opción para la mesa de las personas diabéticas o con colesterol alto", explicó De la Plaza. A las primeras, por ejemplo, un plato de lentejas les aumenta menos el nivel de azúcar en sangre que un plato de arroz. Y comer un revuelto de arvejas y huevo si se tiene colesterol alto permite que las legumbres reduzcan la absorción del colesterol del huevo.

Y la combinación con cereales o carne picada ayuda a completar lo que le falta a las legumbres: ciertos aminoácidos esenciales. "La calidad de las proteínas vegetales se puede mejorar con una pequeña cantidad de proteína animal o combinándolas entre sí."

Así, comer pan con queso, arroz con leche o polenta con salsa bolognesa mezcla proteínas de origen animal y vegetal, mientras que un plato de arroz con lentejas reúne las proteínas que aporta el cereal con la de la legumbre. Otras opciones son una ensalada de lentejas con huevo, zapallitos con carne picada o polenta preparada con leche. Si de postre se agrega una fruta, como una naranja o un kiwi, se mejora la absorción del hierro.

"Un plato muy completo para los chicos es la polenta si se prepara la mitad con caldo y la mitad con leche y se le agrega tuco con un poquito de carne o una cucharada sopera de queso rayado por persona", explicó la médica, como lo hace en las charlas gratuitas que la SAN dicta el tercer miércoles de cada mes, de 14 a 16, en el Paseo la Plaza (011 4954-0400).

Por Fabiola Czubaj
De la Redacción de LA NACION


Enlatados e hipertensión

  • "Las arvejas, los garbanzos o las lentejas son lo más económico que se puede encontrar en un supermercado. Si antes de consumirlos se los lava en un colador debajo de la canilla, pierden un 50% del contenido de sodio", explicó la doctora Marcela de la Plaza. Y si lo que falta es tiempo para cocinar, los tomates perita, los cereales o las legumbres secas para hervir en casa son otra opción sin sodio. "Las de lata hay que lavarlas antes de comerlas", insistió.


Link permanente: http://www.lanacion.com.ar/906191


Recetas de comidas naturales: http://www.asesorianutricional.com.ar/recetas.html