Contienen un alto valor calórico en grasas que no aportan colesterol y sus aceites poliinsaturados protegen las arterias. Pero hay mucho más que saber sobre ellos y sus virtudes
Nueces, almendras, avellanas, castañas, pistachos, nueces pecan, piñones, son alguno de los nombres agrupados bajo esta denominación que difieren no sólo en formas y sabores, sino también en su clasificación, ya que hay frutos, semillas y en el caso de los maníes, son legumbres que crecen bajo tierra. Lo que enlaza a todas es que su parte comestible contiene un alto valor calórico en grasas que no aportan colesterol y sus aceites poliinsaturados protegen las arterias. Sin embargo, no hay que olvidar que si bien son saludables, no son de libre consumo porque 4 o 5 medias nueces o almendras, aportan 45 calorías. Los naturistas señalan sus beneficios destacando su valor proteico.
Uno de los encantos de estos alimentos es que se pueden consumir en preparaciones saladas y dulces previamente pasados por una fuente de calor –salteadas, al horno, en microondas- para realzar su sabor. En ese pequeño secreto está la gran diferencia de sabor.
La cocina argentina comenzó a incluirlas cuando la repostería europea conquistó el corazón de los consumidores locales reemplazando al maní nacional por esos ricos frutos de lejanas tierras. Por aquí ya se hace buena letra con estos productos en expansión más allá de las fiestas navideñas.
Características
Almendras: es un tipo de fruta llamada drupa, en cuyo interior se encuentra la semilla en forma de almendra alargada. Las hay dulces y amargas. Como todos los frutos, se consiguen con o sin cáscara y es fuente de vitamina E, magnesio, fibra y fósforo. Además de aceite, su gran valor agregado es que con ellas se prepara el mazapán.
Avellanas: a su alrededor giran historias de abuelas que le adjudican poderes especiales para la salud: a) machacada con miel es buena para la tos; b) si se mezcla con pimienta, acaba con los resfríos comunes c) si se machaca y calienta, cura la calvicie. El noble avellano, dicen los hortelanos, produce frutos durante cientos de años y es una de las herencias que pasan de generación en generación.
Nueces: son de larga historia en la cocina occidental. Los nogales requieren clima templado y algo fresco, y comienzan a dar frutos a partir de los tres o cuatro años de haber sido injertados. La cocina naturista dice que si se observa, una media nuez tiene la forma de nuestros hemisferios cerebrales; por ello las recomiendan en ayunas como fuente para fortificar la memoria.
Por Miriam Becker
En la cocina
Estirar una masa de tarta dulce dentro de un molde de 22 cm de diámetro, enmantecado y enharinado.
Mezclar y saltear en una sartén ½ taza de nueces, ½ taza de almendras, ½ taza de castañas de cajú, ½ taza de sésamo. Distribuir dentro de la tartera con la masa.
Mezclar y hervir 1 taza de crema de leche con ½ taza de miel y 1 cucharada de jugo de limón. Verter sobre los frutos secos y hornear unos 25 minutos o hasta que la masa esté cocida.
Superalimentos: los frutos secos son una fuente extraordinaria de vitamina E, con efectos antioxidantes. El efecto fisiológico de la vitamina E radica en impedir la oxidación del colesterol LDL (conocico como colesterol malo) en la sangre, disminuyendo el riesgo de arteriosclerosis
Link permanente: http://www.lanacion.com.ar/889110
Publicado en la ed. impresa: Revista La Nacion.- Domingo 11 de marzo de 2007
Nueces, almendras, avellanas, castañas, pistachos, nueces pecan, piñones, son alguno de los nombres agrupados bajo esta denominación que difieren no sólo en formas y sabores, sino también en su clasificación, ya que hay frutos, semillas y en el caso de los maníes, son legumbres que crecen bajo tierra. Lo que enlaza a todas es que su parte comestible contiene un alto valor calórico en grasas que no aportan colesterol y sus aceites poliinsaturados protegen las arterias. Sin embargo, no hay que olvidar que si bien son saludables, no son de libre consumo porque 4 o 5 medias nueces o almendras, aportan 45 calorías. Los naturistas señalan sus beneficios destacando su valor proteico.
Uno de los encantos de estos alimentos es que se pueden consumir en preparaciones saladas y dulces previamente pasados por una fuente de calor –salteadas, al horno, en microondas- para realzar su sabor. En ese pequeño secreto está la gran diferencia de sabor.
La cocina argentina comenzó a incluirlas cuando la repostería europea conquistó el corazón de los consumidores locales reemplazando al maní nacional por esos ricos frutos de lejanas tierras. Por aquí ya se hace buena letra con estos productos en expansión más allá de las fiestas navideñas.
Características
Almendras: es un tipo de fruta llamada drupa, en cuyo interior se encuentra la semilla en forma de almendra alargada. Las hay dulces y amargas. Como todos los frutos, se consiguen con o sin cáscara y es fuente de vitamina E, magnesio, fibra y fósforo. Además de aceite, su gran valor agregado es que con ellas se prepara el mazapán.
Avellanas: a su alrededor giran historias de abuelas que le adjudican poderes especiales para la salud: a) machacada con miel es buena para la tos; b) si se mezcla con pimienta, acaba con los resfríos comunes c) si se machaca y calienta, cura la calvicie. El noble avellano, dicen los hortelanos, produce frutos durante cientos de años y es una de las herencias que pasan de generación en generación.
Nueces: son de larga historia en la cocina occidental. Los nogales requieren clima templado y algo fresco, y comienzan a dar frutos a partir de los tres o cuatro años de haber sido injertados. La cocina naturista dice que si se observa, una media nuez tiene la forma de nuestros hemisferios cerebrales; por ello las recomiendan en ayunas como fuente para fortificar la memoria.
Por Miriam Becker
En la cocina
- Comprar siempre los de cosecha reciente.
- Si no se consumen, conservarlas en la heladera o en el freezer para evitar que se rancien.
- La duración de la nuez es inferior al resto de los frutos secos.
- Los otros frutos secos –anacardo o castaña de cajú, las castañas de pará, las semillas de girasol, de sésamo–, ganaron espacio junto a los aperitivos, masas orientales y en el paladar de la gente menuda, una elección saludable y recomendada por los pediatras siempre que no haya sobrepeso, señalan.
Estirar una masa de tarta dulce dentro de un molde de 22 cm de diámetro, enmantecado y enharinado.
Mezclar y saltear en una sartén ½ taza de nueces, ½ taza de almendras, ½ taza de castañas de cajú, ½ taza de sésamo. Distribuir dentro de la tartera con la masa.
Mezclar y hervir 1 taza de crema de leche con ½ taza de miel y 1 cucharada de jugo de limón. Verter sobre los frutos secos y hornear unos 25 minutos o hasta que la masa esté cocida.
Superalimentos: los frutos secos son una fuente extraordinaria de vitamina E, con efectos antioxidantes. El efecto fisiológico de la vitamina E radica en impedir la oxidación del colesterol LDL (conocico como colesterol malo) en la sangre, disminuyendo el riesgo de arteriosclerosis
Link permanente: http://www.lanacion.com.ar/889110
Publicado en la ed. impresa: Revista La Nacion.- Domingo 11 de marzo de 2007
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